Querido Padre celestial, permítenos entrar en tu presencia como niños tuyos.
En las batallas me librará; me salvará la vida, aunque sean muchos mis adversarios. Salmos 55:18
Querido Padre celestial, permítenos entrar en tu presencia como niños tuyos. Danos todo lo que necesitamos cada día, para que ya no nos enredemos en el tumulto de la vida y logremos recibir tu paz. Porque tú nos cuidas como a tus niños, y podemos seguir con confianza entre todos los problemas de este tiempo, porque nuestro camino nos lleva a ti, Padre eterno de los cielos. Guárdanos de extraviarnos y malgastar nuestro esfuerzo en lo temporal y efémero. Que tu luz fortalezca en nosotros anhelo celestial, anhelo a lo que es eternalmente verdadero para nuestras vidas.
Amén
Christoph Friedrich Blumhardt